Cerró la puerta de su despacho con llaves.
Quería estar seguro que ella ya no entraría más allí y que no volvería a tocar su ordenador jamás. Pretendía así, esconder de su mujer una verdad aullante, que ni con mil llaves se esconde. Lo hizo para que no pudiera ver más sus vicios y goces virtuales, intentando así evitar nuevas discusiones y disgustos desnecesarios a su ver.
Pensó seguramente, que cerrando la puerta, ella no se enteraría de más nada y que de este modo, volverían a estar en paz. Entretanto, al hacerlo, ni se enteró que también cerró cualquier posibilidad de abrir su corazón, de intentar sosegar el de ella y también, el de llevar adelante la pretendida relación ya en desgaste y casi en ruinas.
Y haciendo eso, él no se dio cuenta que cerró la puerta de una vez por todas a su futuro junto a ella...
© M.del Carmen B.García