viernes, 1 de diciembre de 2017

Monotonía...



Regina trabajaba en una oficina de compras y ventas de piezas para coches.


Llegaba puntualmente a su trabajo a las 8:00, tenía una hora y media para comer y salía a las 19h30. Su trabajo era rutinario, monótono pero sin necesidades de grandes esfuerzos. Verificar precios, número de pedidos, si habían salido o no, graparlos y después de contabilizarlos en el ordenador, meterlos en una carpeta y ponerlos en la estantería adecuada. Todos los días eran iguales. Mismas horas, mismos movimientos y mismos resultados.


En la sala al lado estaba su jefe, una secretaria ya mayor de edad, un joven que hacía pequeños recados y alguna que otra vez, el técnico que venía a revisar los ordenadores de la empresa. Era un joven apuesto, listo, cortéz y que siempre la trataba con amabilidad.


Regina había tenido muchas ilusiones, había tenido, porqué ya las estaba perdiendo. Le faltaba ánimo, necesitaba su sueldo y temía arriesgarse en un mercado de trabajo tan flojo de oportunidades. Lo mejor era no perder lo que tenía asegurado.


En una de las tardes de visita del técnico, él la observaba desde el otro despacho y percibiendo el tedio en su rostro, resolvió hacerle un regalo sorpresa para animarla. Le mandó un salvapantallas con nubes en forma de algodón en un cielo azul de fondo. Fué a su mesa y le dejó un papelito que ponía: “Te mando un cielo azul con nubes para que te alegres, pero intenta ponerle el color que quieras para mitigar el pesar que transmites en tu mirada”


Regina le miró, sonrió y algo dentro de ella, como por milagro despertó.


Rápidamente cambió las nubes por rayos del sol que al entrar en la atmósfera, se rasgan generando una gama de colores que va desde el amarillo al violeta, como si fuera un arco iris.  


En un instante se dió cuenta que era el momento de salir de su comodidad y arriesgarse para no terminar como el vaso de flores pintado y de mal gusto que colgaba en la pared de la oficina.  


Esa noche salieron a cenar. El chico le abrió el corazón y ella abrió su alma hacia su libertad.     

© M.del Carmen B.García

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