martes, 15 de mayo de 2018

Sueños Rotos...






La fortuna había sido lanzada, bueno, más bien el azar descubriría Samir, después de algunos años de haber nacido en aquél sitio. 

Era uno de cuatro hermanos compartiendo una habitación bajo un techo que no se podía llamar vivienda, más bien un cobijo en donde abrigarse por la noche. 

Había una cocina salón, dos habitaciones pequeñas y un baño fuera en un minúsculo patio, compartido con otros vecinos de igual suerte. Lujo ninguno había allí, al contrario, pero se querían, se ayudaban y algunos soñaban con un futuro mejor.

Los niños iban a la escuela con alegría. Estudiar podría abrirles una puerta a ese futuro, incluso aunque vieran que casi nadie se movía de su zona de nacimiento.

Samir tenía un sueño mayor, quería ser jugador de fútbol, salir de su país, ganar mucho dinero y volver a por su familia. Cuando venía de la escuela, después de comer, se juntaba con los vecinos y entrenaban en la misma calle en donde vivían. No era nada seguro ir muy lejos de sus casas.

Entre la escuela, los deberes, los partidos, ayudar a sus padres y hermanos no tenía mucho más tiempo, sólo para fantasear, mismo que día y noche estuviera atento, él y todos los que vivían allí.. 

A veces los juegos, las clases, la comida, sus sueños, eran interrumpidos por los aviones que pasaban cerca y por los gritos que se oían.

Estaban en guerra desde su primer recuerdo y por más que intentaran llevar una vida normal, los niños de Guta Oriental en Siria no lo tenían nada fácil.

Aquella tarde una bomba les cayó encima, destruyendo casas, matando a sus vecinos y amigos y cortando de golpe su sueño al perder una pierna. Jamás saldría de allí, jamás ganaría dinero y en la vida olvidaría la pesadilla vivida y consentida por todo el mundo y por su dios.


© M.del Carmen B.García

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