jueves, 8 de junio de 2017

El miedo a vivir demasiado...




El miedo, ese espectro que te ronda la cabeza por las noches. Ese que te hace perder muchas veces el sueño, el descanso, la confianza en tu lucidez y que en muchas ocasiones incluso pone en duda los criterios de toda una vida. Miedo a morir sin cumplir todo lo que anhelas o peor aún, miedo a vivir demasiado.

El vivir demasiado, el sueño de todos o de muchos, puede al mismo tiempo ser un malogro. Reconozco lo fundamental que es vivir, pero vivir con plenitud, con dignidad, con sueños e ilusiones, con ganas de seguir adelante a pesar de la inmensa cantidad de tropiezos que se dan en la vida, de los desasosiegos contantes, de algunos o muchos arrepentimientos, pero siempre con una imprescindible y esencial esperanza.

A partir del momento en que la vida te prive de ese combustible vital, ese refugio trascendental de cualquier ser humano. En el momento en que ya no sepas de lo que tratan tus ilusiones, definitivamente, ya habrás vivido demasiado.

Has vivido demasiadas alegrías y disgustos, demasiadas ilusiones y desengaños, demasiados sueños inasequibles. Pero si llegas al momento de la desconexión total de una vida plena, dejarás ya de existir como alguien, dejarás de ser tú y pasarás simplemente a ser algo. Es justo ese "algo" el que me da miedo.

En absoluto sería yo sin mis recuerdos, mis alegrías, mis memorias, mis angustias, mis sufrimientos diarios, sin mis inquietudes constantes y hasta sin mis miedos. Cuando mis momentos de gloria y mi esencia me hayan sido arrebatados, cuando ,mi ánima ya haga parte del Universo y mis sueños ya no me pertenezcan, no sería más que algo vacío. Un resquicio, prácticamente un objeto desechable y eso sí, me da miedo, mucho miedo.

Olvidar quien fui, de las veces que me saltó el corazón por la boca, todo lo que vi y lo que toqué. Lo que viví, lo que olí, lo que sentí, lo que reí y lloré, lo que acepté y rechacé. Lo que caminé y retrocedí, olvidar a amigos queridos y tan presentes en mi vida. Olvidar los libros, canciones y películas que me hicieron llorar o reír, que calaron hondo y que moldearon mi sentir, lo que pienso y soy.

Olvidar a mis propios hijos y nietos, a mis grandes amores, hasta a los desamores y dolores. Esa no sería yo, en absoluto, ni siquiera una milésima parte de la chispa que me acompañó toda la vida, y eso sí, me da miedo, mucho miedo...


© M.del Carmen B.García

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