Tarea en el Taller de Escritura: dar un final al texto
Era adolescente y negra. Se llamaba Violeta.
Hace aproximadamente un año, mientras cocinaba, un pequeño accidente hizo que se le derramase aceite hirviendo sobre su brazo. Cuando sus quemadura sanaron y pudo quitarse las vendas, comprobó que la piel herida se había vuelto clara, algo arrugada por las cicatrices, pero casi blanca. Desde ese momento, no hubo para ella en el mundo nada más importante que alcanzar su empeño.
Mi final:
Escribía sobre ello en todos los medios. Daba conferencias por el mundo.
Salía en la tele, iba tanto a escuelas conflictivas como distinguidas.
Sólo tenía en mente que sería su misión mientras viviera.
Quería mostrar al mundo tan dividido entre razas y colores que esta división era puro deseo mezquino y egoísta, porqué por debajo de cualquier piel, el color era el mismo.
Lo que realmente podría diferenciarnos son las profundas y grotescas cicatrices no visibles, que llevamos escondidas en nuestras almas.
© M.del Carmen B.García
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